Los miembros de los bancos de semillas, héroes de la alimentación que garantizan la seguridad alimentaria

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)  lleva tres años trabajando en el proyecto denominado “Aumentar la resiliencia de las comunidades vulnerables afectadas por El Niño”.  Se trata de un programa financiado por la Agencia Austriaca de Desarrollo  y tiene como objetivo la protección y conservación de semillas, ya que “cuidar las semillas de hoy, es proteger la alimentación del mañana.

Así lo recoge Diario Responsable,  donde se dan a conocer las características de este proyecto, que ha llegado a más de 80 grupos en escuelas de campo para agricultores, y con el que se establecieron 10 bancos de semillas comunitarios en las provincias de Sofala  y Manica,  en el centro de Mozambique, que benefician directamente a más de 2.800 agricultores.

Lo que la FAO pretende con estos bancos de semillas es responder a diversas adversidades, entre las que se encuentra la escasez estructural de semillas derivada de sequías, inundaciones, plagas o enfermedades.  Unos bancos que también contribuyen a diversificar los cultivos y a conservar las semillas más adaptadas al entorno de su región, reduciendo el riesgo de pérdidas totales de la producción y contribuyendo a reforzar la seguridad alimentaria de las comunidades.

Por todo ello, los miembros de los bancos de semilla comunitarios se convierten en “héroes de la alimentación, siendo los guardianes de la seguridad alimentaria de sus aldeas” y dejando un legado a las futuras generaciones.

A pesar de que se trata de una actividad no muy popular, la conservación de semillas ha sido una práctica que los agricultores y sus familias se han visto obligados a llevar a cabo. Es una habilidad en sí misma. Conocer los métodos adecuados de almacenamiento de semillas es esencial para garantizar que su conservación sea un éxito.

El sistema también puede ayudar a los agricultores a adquirir otras variedades de semillas que no suelen permitirse en los mercados formales de semillas. El acceso a estos bancos solo se concede mediante acuerdo entre sus miembros. Algunas de estas semillas pueden venderse a otros agricultores de la comunidad o de comunidades vecinas. Actualmente, el banco de semillas colectivo cuenta con semillas de diversos cultivos como, por ejemplo, maíz,  frijol, caupí, cacahuete, calabaza, pepino y sésamo.

Los agricultores pueden acceder a estas existencias para la siguiente temporada de siembra o como recurso alternativo en momentos de emergencia cuando sus cultivos han sido dañados o destruidos, una situación cada vez más común debido a los efectos del cambio climático.

Con este tipo de procedimientos, la FAO colabora con comunidades de todo el mundo para aumentar su resiliencia ante las condiciones adversas que afectan a sus vidas y medios de subsistencia; algo fundamental para garantizar la seguridad alimentaria y nutricional de las comunidades, así como su capacidad para construir un futuro más sostenible y justo.

Contenido relacionado:

El maíz, el cereal más cultivado del mundo

 

También puede interesarte

Scroll al inicio