El dicho “Año de nieves, año de bienes”, forma parte del extenso refranero español, utilizado para predecir un año muy próspero, ya que la nieve es favorable para las cosechas; gracias a ella, la tierra labrada se mantiene húmeda y esponjosa para que las cosechas crezcan debidamente.
Atendiendo a la sabiduría popular, se puede presumir que “Filomena”, el temporal de frío y nieve que azotó todo el país la semana pasada, va a ser muy beneficioso para el mundo del campo. Pero, ¿realmente es así? Tal y como publica Radio Huesca, las consecuencias son dispares: mientras que para la agricultura puede resultar muy positivo, en la ganadería -debido a que las infraestructuras pueden verse dañadas-, conlleva diversos problemas.
El presidente provincial de ASAJA, José Fernando Luna, indicaba lo positivo de la nevada, que pasa también por acuíferos y embalses que se van a llenar si la nieve se funde. Además, la nieve es muy buena para los cultivos: acaba con las plagas y favorece el desarrollo. De hecho, para el campo este frío es ideal, necesario para el parón vegetativo del árbol o de la cosecha de cereal, de manera que se retrase el desarrollo o la floración, y no lo dañen heladas tardías al final del invierno o en la primavera.
No obstante, las fuertes heladas también pueden ser muy perjudiciales para los sistemas de riego y las estructuras de granjas. En ese sentido, preocupa especialmente en la ganadería: la extensiva porque no puede pastar en el campo, y en la intensiva porque dificulta el acceso para el ganadero, mercancías o para cargar o descargar animales.
Como concluye la citada noticia de Radio Huesca, si la nieve se deshace con lluvia será muy bienvenida, pero si se hiela, gran parte del agua se evaporará y no llegará a la tierra. Los pantanos están prácticamente llenos pero se necesita agua. Cuando se vaya esta manta de nieve habrá que ver cómo están los sembrados, y también cómo van evolucionando.
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