El maíz transgénico y el girasol, cara y cruz de la última campaña de siembra en Aragón

Aragón está cambiando el mapa de cultivos de cereal  de verano, tanto en superficie como en rendimientos. Una transformación motivada por las adversas condiciones climáticas, los altos costes de producción, la falta de reservas hídricas y la guerra de Ucrania. Así lo aseguran desde la Red Arax,  encargada de realizar un informe con los resultados de la campaña 2021-2022, de los que se hace eco Heraldo de Aragón.

El maíz transgénico  ha sido el cultivo más perjudicado por todas estas dificultades. No ha sucedido lo mismo con el destinado a consumo humano, que por el contrario, ha aumentado el número de hectáreas. En el campo de las oleaginosas, también se ha dado una de cal y otra de arena, ya que mientras que el girasol ha ganado terreno, la soja lo ha retrocedido.

El jefe de Cultivos Herbáceos del Centro de Transferencia Agroalimentaria  del Gobierno de Aragón, Miguel Gutiérrez,  y el responsable de Sostenibilidad e Innovación de Cooperativas Agroalimentarias de Aragón,  Jesús Abadías, han sido los encargados de dar todos los detalles sobre la situación.

En el caso del maíz,  se han cosechado 86.891,36 hectáreas -casi un 10% menos que la campaña anterior-. Sin embargo, el descenso ha sido menor del esperado: la escasez de agua embalsada y las continuas olas de calor se han visto amortiguadas por una “interesante coyuntura de precios”. En este sentido, cabe diferenciar entre el maíz modificado genéticamente y el destinado a consumo humano.

Del primero (OGM) se sembraron 12.562 hectáreas menos que en la campaña anterior, hasta alcanzar una superficie de 41.111,8 hectáreas. Fue el maíz convencional el que se impuso, llegando a ocupar hasta el 53,8% de la superficie total. Un cambio de tendencia que tiene su explicación en la escasez de agua de riego, causante del descenso del 18% de superficie de este cereal en segundas siembras, esas que ocupa este transgénico resistente a la plaga del taladro en las tierras de regadío.

En cuanto al maíz destinado a consumo humano, ha llegado a alcanzar las 20.117 hectáreas, lo que supone un incremento, por segundo año consecutivo y pese a unas desfavorables condiciones meteorológicas.

Más destacado ha sido el avance del girasol,  que en Aragón ha pasado a ocupar 26.500 hectáreas, el doble que la campaña anterior. El motivo, unos atractivos precios, así como los elevados costes de producción que conllevaron la disminución de la superficie dedicada a maíz, contribuyendo a que el girasol haya ganado terreno, impulsado por las expectativas de demanda que generó la invasión rusa a Ucrania.

Peor suerte ha corrido la soja, que, como el resto de los cultivos de verano, también ha retrocedido debido a las adversas condiciones climáticas. Pese a ello, se está consolidando como buena alternativa para segundas siembras, ya que es un cultivo con un importante valor económico que permitir al agricultor hacer la necesaria rotación en sus explotaciones.

 

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